Shalesa Allen

La asistente médica, HCAT- Southlake, Southlake, Texas

La asistente médica Shalesa Allen estaba almorzando en el trabajo cuando un compañero fue a buscarla. Un paciente estaba al teléfono, había pedido hablar con ella y parecía estar afligido.

Cuando Shalesa, que trabaja en la clínica de HCAT de Southlake cerca de Dallas, tomó la llamada, el paciente le dijo que ya no quería vivir. Ella lo reconoció de inmediato. Ya había hablado con él sobre algunos de sus problemas emocionales.

Le dijo que se había puesto en contacto con un coordinador psiquiátrico, pero que temía que lo enviaran a un centro de salud mental. “El paciente necesitaba a alguien con quien hablar y me dijo que necesitaba ayuda, pero no quería decirme dónde estaba. Tenía miedo de que llamáramos a la policía”, dijo Shalesa. “Hablé con él durante al menos 30 minutos. Estaba tratando de reconfortarlo y convencerlo de que se relajara”.

El paciente se negaba a decir dónde estaba, así que Shalesa lo convenció de que fuera a la clínica donde ella estaba y aceptó. Llegó a los 10 minutos y habló con el médico de guardia que decidió que, por seguridad del paciente, tenían que llamar al 911.

“El paciente no estaba contento, por supuesto, pero salió bastante tranquilo”, afirma Shalesa. “El paciente necesitaba ayuda, y solo quería que alguien lo escuchara sin juzgarlo. Me alegro de haber estado allí para hacerlo”.

El paciente ingresó en una unidad psiquiátrica de Fort Worth para estar en observación durante 72 horas y luego recibió la ayuda a largo plazo que necesitaba.

Cuando le preguntan qué es lo que más le gusta de su trabajo, Shalesa dice que el hecho de saber que puede hacer algo por las personas. Según sus compañeros de equipo, Shalesa demuestra en su trabajo una dedicación y una compasión que son decisivas, no solo para los pacientes, sino también para quienes trabajan con ella.